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lunes, 19 de abril de 2010

Trastornos del desarrollo del lenguaje



Comenzaremos por formular la defini­ción de una categoría diagnóstica que viene siendo objeto de polémica desde hace mu­chos años

Lo primero que constatamos, como ya han señalado reiteradamente muchos autores, es la profusión de términos empleados para re­ferirse a estos casos. Entre los más usados en los últimos años están los de disfasia infantil, afasia congénita, afasia de desarrollo, ag­nosia verbal, impercepción auditiva congé­nita y trastorno especifico de lenguaje.

Se comienza a hacer uso de esta catego­ría diagnóstica a principios de siglo, cen­trándose el interés en esta primera etapa en diferenciar estos casos de otros trastornos graves del desarrollo que comprometen la adquisición del lenguaje (autismo, defi­ciencia mental, sordera, etc.). Desde enton­ces se considera esta categoría como un grupo diagnóstico clínicamente diferencia­do. Como señalan Belinchón y cols. (1992), en ella se incluyen todos aquellos casos que presentan dificultades más o menos varia­das para la adquisición del lenguaje mien­tras que en otros ámbitos de desarrollo y funcionamiento parecen normales.

Asimismo hay que distinguir estos casos de aquellos que presentan dificultades es­pecíficas del habla (dislalias y disfemias), así como de las dificultades lingüísticas obser­vadas en niños que, además de problemas en la adquisición del lenguaje, sufren alte­raciones no lingüísticas graves (deficiencia mental, autismo, etc.).

La definición propuesta por Bishop (1992) contempla la posibilidad de que el trastorno pueda darse simultáneamente con otros diag­nósticos. Esta autora define el trastorno del desarrollo del lenguaje como un «fracaso en el desarrollo normal del lenguaje que no pue­de explicarse en términos de deficiencia men­tal o física, de deficiencia auditiva, de trastorno emocional ni de privación ambiental».

Como señalan Belinchóny cols., las manifestaciones clínicas pueden ser hetero­géneas y cambiantes dependiendo del nivel de desarrollo de otras capacidades y de la edad del niño.

Las dificultades del niño con trastorno del desarrollo del lenguaje pueden ser tan am­plias que abarquen todos los aspectos de la comunicación (verbal y no verbal) o limi­tarse a un proceso en particular, el de la re­cuperación de léxico.

En cuanto al grado de severidad, se puede presentar desde una total o casi total inca­pacidad para comprender y responder a los intentos comunicativos de los demás hasta leves anomalías que pueden pasar desaper­cibidas.

Los casos muy graves son difíciles de diagnosticar, ya que examinarlos no es tarea sencilla. Para diferenciarlos de otras altera­ciones hay que tener en cuenta que los síntomas más llamativos son los factores se­cundarios a la deficiencia lingüística. Estos niños son identificados ante todo porque son tímidos, experimentan reacciones emocio­nales bruscas y se muestran ansiosos, más que por problemas en la evolución de sus ca­pacidades de comprensión y expresión verbal. Esto explica que algunas veces las difi­cultades lingüísticas tiendan a explicarse como efecto y no como causa de los proble­mas de adaptación, por lo cual se puede pro­ducir confusión con casos de autismo.

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